Poesía Digital

Del publicar uno o dos libros

Aurelio Arturo, Morada al sur y otros poemas, Fundaci�n BBVA, Sevilla, 2008.

Casi a mediados de siglo la poesía de Colombia parecía encallada en un mar sin tiempo después del modernismo protagonizado por José Asunción Silva. Ni su sucesor Guillermo Valencia, ni los esporádicos experimentos vanguardistas, ni el grupo Piedra y Cielo consiguieron dar con la piedra de toque necesaria para la renovación iniciada más de medio siglo atrás. En medio de este clima provinciano y solemne, aparece la figura sobria y solitaria de Aurelio Arturo (La Unión, 1906 - Bogotá, 1974). A él se le atribuye el mérito de despojar a la poesía de su país de sus aderezos retóricos y de inspirar a los poetas que le siguieron. Aurelio Arturo escribió apenas un libro y alguna obra dispersa, poco más allá de setenta poemas en total, y todo esto fue suficiente para marcar un hito en la poesía colombiana. En 1945 publicó un extenso poema, Morada al sur, su texto más representativo, que conoció su edición definitiva en forma de libro veinte años más tarde, en 1963. Ese mismo año recibió el Premio Nacional de Literatura. Aunque Arturo ejerció la abogacía durante toda su vida y se mantuvo discretamente alejado de la vida literaria, el influjo de su obra alcanzó a la generación colombiana de los años cincuenta. De hecho, los poetas jóvenes, con independencia de la procedencia de cada uno, encontraron un territorio común en la geografía cantada por Arturo, las tierras del sur de su estado natal de Nariño.

Arturo pertenece quizá a un tiempo en el que se podía publicar uno o dos libros y sentarte a ver el resultado.Panerai Replica Watches Es de la estirpe de los Bartlebys de los que habla Vila-Matas: escritores que sólo necesitaron escribir en un momento de sus vidas y que, por razones múltiples, después decidieron callar para siempre. No estoy seguro de que una opción así pueda permitírsela hoy mucha gente, incluso en un campo tan restringido como el de la poesía. Los lectores (por no hablar de críticos y antólogos) tenemos demasiada prisa en concluir y pasar al siguiente libro. Hay demasiadas voces. Morada al sur no merece, por cierto, este trato.

Si por modernidad entendemos una poesía de sujeto descentrado, imaginería irracionalista y temática urbana, entonces Aurelio Arturo es poco menos que un poeta del Antiguo Régimen. Ahora bien, si, por el contrario, pensamos que lo moderno reside en un lenguaje en el que nos podemos reconocer hoy en día, entonces empezamos a atisbar el soplo de aire fresco que significó Morada al sur en su país.

Swiss Replica Watches El libro se inicia de forma deslumbrante con una evocación de las noches en la tierra de la infancia:

En las noches mestizas que subían de la hierba,
jóvenes caballos, sombras curvas y brillantes,
estremecían la tierra con su casco de bronce.
Negras estrellas sonreían en la sombra con dientes de oro.

A partir de aquí van nombrándose escenas y lugares perdidos en la patria del poeta. Un aire de génesis recién descubierto impregna los versos siguientes: Después, de entre grandes hojas, salía lento el mundo. La sensualidad y brillantez de las imágenes nos llevan a un paisaje entrañable, donde el yo lírico va describiendo gozoso el mundo que le rodea y el propio don de su palabra. Más aún, la palabra no sólo trae al presente a la tierra, sino que se identifica profundamente con ella de tal forma que cada vocablo se confunde con las cosas que nombra:

Este verde poema, hoja por hoja,
lo mece un viento fértil, suroeste;
este poema es un país que sueña,
nube de luz y hojas verdes.

Aurelio Arturo no es un poeta ingenuo del terruño. Vive y escribe después de las vanguardias: sabe que en pleno siglo XX la palabra del poeta no señala las cosas con el dedo únicamente. Más bien, cada imagen quiere llegar más allá y crea, cada vez que se enuncia, una realidad nueva, la vivida dentro de la imaginación. De ahí que espacio y palabra tengan una relación íntima, puesto que el lugar amado comparece cuando se nombra.

He escrito un viento, un soplo vivo
del viento entre fragancias, entre hierbas
mágicas; he narrado
el viento; sólo un poco de viento.

Es de saludar agradecidos esta edición española de un poeta fundamental del medio siglo en el otro lado del océano. Los textos se han extraído de la edición poco accesible de la colección Archivos, de forma que se brinda al lector toda la obra poética de Arturo, no sólo Morada al sur. Esto permite ver, por cierto, el desnivel entre la sección dedicada a la pieza maestra del colombiano y el resto, de calidad desigual, que se ubica en el obligatorio apartado de "Otros poemas". Por lo demás, un prólogo sensato de Piedad Bonnet introduce al lector en esta obra exquisita y lamentablemente poco conocida hasta hoy fuera de su país.

Javier de Navascués