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Barroco del siglo XXI

Vicente Gallego, Si temierais morir, Tusquets, Barcelona, 2008.

No diré, como lo han hecho otros, que por fortuna hay libros de excelencia y éste es uno de ellos. No, no lo es, aunque sean muchos los aciertos verbales y metafóricos que contiene. El exquisito sentido del ritmo que caracteriza a Vicente Gallego, la maestría que demuestra tañendo las cuerdas de la lengua, se mantiene aquí y es lo que nos permite reconocerlo en la estela de sus anteriores poemarios. Sin embargo, la manifiesta literaturización en Si temierais morir hace que se trate más de un libro de transición, por lo que hay en él de búsqueda, de intento, que un libro definitivo. Enlaza más con el Gallego teórico de "Sobre el arte de hurtarse" que con el Gallego poeta. No escapa al hiato casi ineludible que suele darse entre teoría y práctica.

Cualquiera que lea este poemario, al momento se sentirá transportado al barroco histórico español, incluso un poco antes. Romancero y Cancionero antiguos, Jorge Manrique, Aldana, Rodrigo Caro, Fernández de Andrada, Quevedo, Lope de Vega, Góngora… están presentes explícita o implícitamente. No es nuevo en Vicente Gallego anclar su nave poética en la tradición lírica castellana. Ya en Cantar de ciego explicitaba este proceder con un verso de un villancico anónimo del Cancionero musical de Palacio. Ahora, tal vez uno de los poemas más logrados de esta obra, es un romance anónimo el que da pie al poema "Toronjil". Gallego había adelantado su publicación en revistas periódicas, explicitando la deuda con el romancero antiguo. Aquí hace desaparecer la cita, quizá, y así nos lo parece, para no contaminar de significado su poema. El toronjil aparece en el romance anónimo del Libro de música de vihuela de Diego Pisador, aparece en el romance "De La Amiga De Bernal Francés", está en Bodas de Sangre de García Lorca, sirve de inspiración para el poema I de Los pasos del cazador de José Agustín Goytisolo y, en todos los casos, con una lectura connotativa de carga erótica. No es éste el caso. Vicente Gallego crea un poema de reflexión metalingüística manifestando, aquí como en otros poemas –y es algo que lo hace cercano-, que mantiene viva su capacidad de asombro.

Si temierais morir es una obra barroca tanto por la temática como por el modo de tratarla. Uso de versos de 7 y 11 sílabas incoando las silvas con que fueron compuestas obras como la Canción a las ruinas de Itálica de Rodrigo Caro; predisposición para la frase sentenciosa; frecuencia de bimembraciones, con o sin conjunciones; estructuras de juegos de contrarios; hipérbaton; bisemias; relaciones de significados por similitud de significantes, superando la simple paronomasia a través de la acertada creación de palabras compuestas… recursos todos que, alentados por la temática que sustenta la obra, transmiten, sin embargo, un carácter marmóreo distanciador. No parece una consecuencia deseada o buscada, puesto que, a pesar de todo, el lector agudo encuentra vivo, tras esa rígida fachada, el sentimiento que ocasionó cada poema.

Si temierais morir está estructurado en dos partes, "Antes" y "Ahora", que corresponden con la distribución temática de la obra. "Antes" recoge los poemas que manifiestan el desengaño vital del autor, que certifican la existencia de la muerte, su fuerza igualatoria, y sugieren la actitud de humildad que conviene ante este descubrimiento. La conciencia de la muerte aparece en estos poemas como una fuerza arrebatadora que se impone en la vida del autor. Es una realidad que, necesariamente, conduce a relativizar muchas de las certezas con las que vamos llenando la mochila de nuestra existencia. Cierra esta parte, y esta etapa de su vida, destronando al Dios cristiano de su cátedra moral. Entiende que corresponde a una fe de niños. No lo niega, sino que lo releva a su lugar primero de creador, con una cosmología resultado de un determinismo fatalista. En "Ahora" la verdad de la muerte ya no ahoga, conduce al carpe diem, a ver la vida como un don. Gallego canta la alegría de vivir desde la lógica de la muerte, sin desear nada, sin esperar nada. Subyace aquí el pensamiento que ha iluminado a tantos artistas (Eduardo Chillida, Cartier Bresson…) del libro Zen en el arte del tiro con arco de Eugen Herrigel, y que el autor desarrolla en el artículo teórico antes citado. El poeta valenciano hace una lectura determinista del mundo a la luz de la concepción filosófica del Uno y lo vario, del Todo y las partes. Esta segunda parte tiene que ver más con las corrientes filosóficas orientales que con el estoicismo que sustenta a nuestros clásicos. El amor, según Gallego, es lo que da sentido a nuestro existir, pero un amor universal, no sujeto a nada ni a nadie.

Si temierais morir es un libro de muchos aciertos, que lo hacen agradable de leer de forma discontinua, puesto que el citado carácter marmóreo en ocasiones agota. Ahora bien, sin ser un libro excelente tampoco creo que se pueda considerar como fallido. Ya he dicho que se trata de un libro de transición: una nueva realidad se impone en el autor y se busca modos de expresarla, en este caso desde la lectura que de esa realidad hace la tradición lírica española. Espero que Vicente Gallego encuentre pronto la voz que dé vida a su nuevo descubrimiento.

José Manuel Pons










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