Este libro de Luis Muñoz, si es un “nuevo texto sagrado” como indica la colección de Tusquets, desde luego no es un claro y diáfano Evangelio, sino más bien un fragmento oscuro del Apocalipsis. A mí me falta formación exegética, o qué se yo,Replica Watches porque me cuesta mucho trabajo comprenderlo. Pero dicen que eso ocurre con algunas obras maestras. Así que sigo, por aquello del beneficio de la duda, adentrándome en estos poemas que, enigmáticamente, se han titulado Querido silencio. Vuelvo al principio del libro, que, como en una ironía socrática, abre con "Nudo simple". Casi siempre el poema que abre un libro es como una pista, como un tema que se va a desarrollar. Leo: No puedo ver adentro. / Un círculo no somos, / sobrevive la oruga que come de las hojas / de los primeros días. ¿Por qué? / Un invierno es un cauce, / una mentira es otro. / Me despierta pensar en dónde acabo cada vez, / en si alguien falta. El siguiente poema se titula "Un regalo", y dice en su segunda -y última- estrofa: Le ama y le inquieta, / igual que el algodón de su camisa, / el orden de sus libros, / el pedazo de calle bulliciosa, / una tripa de humo, / que ve, mientras le espera, en su ventana. Alguien podrá decir que ese “le” se refiera a un sujeto que el poeta ya ha presentado, o dejado claro de algún modo, y que yo, en mi malicia, oculto. Les aseguro que no. Si no he copiado el poema entero es por no pecar por exceso de cita textual, pero les aseguro que no se sabe quién “le ama y le inquieta”.
Pero el exceso de cita textual va a ser, en esta reseña, inevitable, porque hay cosas que sólo se pueden señalar con el dedo, casi imposibles de explicar. Hay poemas en el libro de los que puedes adivinar el tema o el motivo, vagamente; En "Es un tunel" leemos: El tiempo, / el espacio, / el antes del tiempo, / del espacio./ Los caminos de ida, / de venida, y tras enumerar varias elementos como “esófago”, “nervio”, “cable, “el poro” (sic), termina con Lo que cuentan de luego, / con una luz al fondo. Me parece que está hablando de la muerte en circuntancias violentas, o por suicidio, y de hecho encuentro un interesante par de versos, “La memoria que llega del futuro”, pero al final me quedo frío. No piense el lector que estoy demandando la inmediata y literal comprensión de los versos. Hemos disfrutado con Trilce, y con Cirlot, y con Residencia en la tierra. Pero un poema puede ser oscuro, o enigmático, o incluso casi incomprensible, y comunicar un ardor, un estremecimiento, una melodía. Eso sí se lo pido al poema.
Hay otros textos,Rolex Replica Watches es cierto, que se entienden bien, pero lo que se entiende no parece ir a ninguna parte. Es el caso de "Charco de sangre": Todo este porque sí / y la forma de estrella, / de pulpo apaleado / o de mosca gigante, / de bota / con los cordones sueltos / al lado de su bota con los cordones sueltos. He transcrito, esta vez sí, el poema entero, para que juzgue el lector. O el caso de "Paréntesis", que es como una acotación teatral, o de un guión de cine, en el que se describe, sin más, la actividad de un restaurante en el que entra el narrador. Sin más.
Las imágenes o símiles, o metáforas, de las que gusta Muñoz no son tampoco muy usuales. Ni tienen por qué serlo, pero nos desconciertan un poco, llegando incluso a provocar una desazón, una extrañeza. Si las hebras de hielo / recubren todo el campo / como gusanos vivos. Algo que lo sacuda / como una bolsa de arroz. La voz, / que tiene un punto de tejido acrílico. Los problemas del día desde lejos / como breves puñados de guisantes. En "Uña nueva": Brillaba más la otra, / como un huevo mojado por la lluvia. Pensé en transformaciones, / en galaxias perdidas, en intestinos.
Luis Muñoz es poeta, y nos damos cuenta en los versos más notables del libro, que son los metapoéticos, y que, paradójicamente, son los más diáfanos. No diremos que salvan el libro, pero fijan un par de puntos de luz en él. En "Después del poema" hay unas breves notas sobre la sensación que sigue a la inspiración creadora, muy logradas: Cada contorno, / cada muro de casa / cada farola es alguien. / Una conversación interrumpida / de pronto se retoma. Y "Dejar la poesía", de sugerente título (lo digo sin intención), que es una letanía de motivos para ello: Por llevarte a donde no sabes salir / Por castigarte sin hablar. / Por decirte: estás solo (...) Por la sed que produce / cuando finge ser agua (...). Estos versos nos hacen pensar en un mejor poeta Luis Muñoz, que está, como quería el artista, dentro del bloque de mármol, y sólo habría que sacarlo a fuerza de cincel.
Jesús Beades
jesusbeades.blogspot.com