El interés que en los países de Latinoamérica demuestran por la poesía escrita en España no parece tener su correspondencia en el nuestro. Razones que lo justifican hay muchas, pero la realidad es que mucho hubiera ganado la poesía de nuestro país de haber prestado antes mayor atención a la propuesta poética de Hispanoamérica. Y esta, creo, es una de las lecturas que hay que hacer de la publicación de la obra que nos ocupa, puesto que contribuye, sin duda, a una mejor comprensión, en esta orilla del idioma, de la pluralidad de registros existente en la poesía contemporánea de lengua española. Aportación que por tratarse de un joven poeta de El Salvador y llamarse Jorge Galán, tiene un especial significado. Todavía hoy, la poesía escrita por salvadoreños es una asignatura pendiente en nuestro país, con rarísimas excepciones de escasa incidencia, que requiere urgentemente ser atendida por la calidad de sus obras. Nombres como los de Jorge Galán, Nora Méndez, Krisma Mancía, Osvaldo Hernández, Susana Reyes y Manuel Barrera, hablan de la buena salud poética que atraviesa El Salvador, país que conserva reciente el recuerdo de la guerra y que siente vivas las heridas que dejó.
Jorge Galán, nombre literario de George Alexander Portillo, autor de trayectoria fecunda que abarca diferentes géneros (cfr. Sección Inéditos de esta misma revista), suma a su lista de premios el Adonais de 2006 por Breve Historia del Alba, que le da la justificada proyección internacional tan anhelada por los poetas de aquel continente. Como ha explicado el propio autor en distintas entrevistas, la obra está dividida en cuatro partes: “La primera (La tarde o acto de desaparición) va del atardecer a la noche, a la media noche (Historias mínimas), de la media noche al momento más oscuro de la sombra (Ámbito más allá), y termina cerca del alba (Breve historia del alma)”. “Breve historia del Alba” es “un libro oscuro”, tal y como lo define su autor: “Es la ciudad, la vida misma vista desde unos ojos sumidos en una oscuridad, pero no una oscuridad literal sino una oscuridad más profunda. Como si vieras a la ciudad sumergida en la niebla”. La oscuridad es el “tema fundamental” del poemario -“la oscuridad alojada en el entorno y la oscuridad alojada en uno mismo”, explica- y es una analogía del momento que atravesaba el escritor cuando lo creó: “Es una analogía con lo que me pasó en ese momento de mi vida, que fui de la oscuridad del atardecer hasta llegar a una noche profunda, donde creía que no habían salidas, luego hasta el amanecer, donde finalmente pude salir de ese estado”. Jorge Galán baja al fondo del abismo, llega al desengaño y, allí, su corazón cincelado por el dolor le permite ver las cosas, si no en su justa medida, sí con más clarividencia. Cuando se ha visto lo que he visto se entiende lo genuino. / (…) La fineza del polvo da cuenta de los seres / que han pisado este mundo. Un anhelo de certeza, de huida de la incertidumbre, late en el fondo de muchos poemas. Del mismo modo que, junto a la oscuridad que señorea temáticamente en esta obra, vemos aquí y allá motivos de esperanza, asideros a los que el poeta se agarra replica horloges nederland y que hablan del carácter de transitoriedad de situaciones como la que está viviendo. Viaje del conocimiento que tiene como guía el dolor, tan válido como cualquier otro y que este poemario consigue avalarlo.
Breve historia del alba es una obra en la que su autor aparece como un virtuoso del lenguaje, con gran dominio del verso libre así como de las estrofas clásicas, que no consigue, sin embargo, escapar del todo a cierto verbalismo, a esa locuacidad arbitraria que tiene en el contagio de significantes el hilo conductor poemático. Carnalidad de la palabra, búsqueda de la infinitud de sentido, exploración hacia zonas sumergidas del ser, vocación de universalidad que encuentra un hermanamiento con todo el cosmos característico de la poesía hispanoamericana heredera del magisterio nerudiano, perfilan el quehacer poético de Galán. Darío, Juan Ramón, Lorca, Miguel Hernández, Eliot, Whitman, Aleixandre… se dan cita en esta obra de un modo u otro, sosteniendo el aliento poético de un autor que, ante todo, quiere mantenerse fiel a su vocación de poeta. Muchos son los aciertos verbales y muchas las imágenes que llenan de sentimiento verdadero la lectura de estos poemas. La obra de Jorge Galán nos acerca al mundo originario de la poesía, mundo en el que no andaba muy desvinculada de lo sagrado. Al menos así parece que lo considera el autor.
José Manuel Pons