Idea Vilari�o, Poes�a completa, Lumen, Barcelona, 328 pp., 2008
La muerte reciente de Idea Vilariño (1920-2009) ha sucedido poco después de la publicación de esta Poesía completa, primera versión en España de una de las voces más destacadas de la poesía uruguaya.swiss replica watches
Perteneciente a la generación del 45 o "generación crítica", junto a Juan Carlos Onetti, Mario Benedetti, Ángel Rama o Emir Rodríguez Monegal, entre otros, Idea combinó la exigencia formal y el rigor con una expresión directa y conmovida. Sin duda debió de mantener una cierta lucha interior entre la franqueza íntima de su decir poético, y su carácter poco dado a las expansiones. Su primer libro apareció en 1945 con el título La suplicante. Constaba entonces sólo de cinco poemas, firmados por "Idea". Sólo en 1949, e instada por los editores, admitió publicar con su nombre completo. Rigurosa en la autocrítica y paciente en la maduración de cada texto, escribió poco, tan sólo treinta y nueve poemas hasta 1956. Sus primeros libros todavía evidencian una herencia neorromántica y modernista tardía: La suplicante, Cielo Cielo (1947), Paraíso perdido (1949) y Por aire sucio (1951). Su madurez empieza con Nocturno (1955) y se consolida con su libro más famoso, Poemas de amor (1957). A éste le siguen Pobre mundo (1966), Poesía (1970) y No (1980).
En el tránsito hacia el encuentro con su propia voz, Vilariño va abandonando el hermetismo y decantándose por un ritmo muy personal. Ya en Cielo Cielo, se observan algunos cambios estilísticos de fuerte calado, como la desaparición de los signos de puntuación o el controlado desorden de la sintaxis. Por aire sucio marca la frontera entre el primer período de su obra y el segundo. Muchos de sus poemas fueron escritos durante una larga enfermedad que dejó a Idea Vilariño a un paso de la muerte. Por esa época se consagra su expresión honda y conmovedora, y se traza el itinerario de su amargura.
En efecto, al llegar a Poemas de amor Idea Vilariño ya se adueña de un verso seco y cortante, duro y medido. Uno de sus mejores y más emocionantes poemas, "Ya no", ha conquistado cierta popularidad debido a razones algo morbosas. La poeta había vivido un gran amor con el escritor Juan Carlos Onetti. De hecho, gran parte de su poesía está dedicada a él, al dolor de la espera, a la incomunicación y al abandono. En "Ya no" es posible escuchar con más dureza que nunca a la voz desgarrada por el fracaso definitivo de esa relación. El poema ha tenido, además, la desdicha de que circule demasiado por Internet y haya sido pasto de copiadores sin escrúpulos o, mejor dicho, sin lecturas de libros. Imagino que algún aficionado, con tan buena intención gramatical como pésimo instinto poético, decidió que el poema debía incorporar las comas que a Vilariño se le habrían olvidado y retocó los versos de tal forma que se perdía para siempre ese ritmo sonámbulo y esa seca rotundidad que nos permiten identificar enseguida la voz de la poeta uruguaya. En fin, aquí van los versos tal y como ella los concibió, y como aparecen, por supuesto, en su Poesía completa:
Ya no será ya no no viviremos juntos no criaré a tu hijo no coseré tu ropa no te tendré de noche no te besaré al irme nunca sabrás quién fui por qué me amaron otros. No llegaré a saber por qué ni cómo nunca ni si era verdad lo que dijiste que era ni quién fuiste ni qué fui para ti ni cómo hubiera sido vivir juntos querernos esperarnos estar. Ya no soy más que yo para siempre y tú ya no serás para mí más que tú. Ya no estás no sabré dónde vives con quién ni si te acuerdas. No me abrazarás nunca como esa noche nunca. No volveré a tocarte. No te veré morir.
El final no puede ser menos desolador y, a la vez, más ambiguo. ¿De qué muerte estamos hablando? Puede que, en efecto, Vilariño nos hable de una vida compartida hasta el final, pero también es posible que se refiera a un hecho ya conocido y añorado. En efecto, el erotismo de otros poemas suyos autoriza a pensar que ese "no te veré morir" pueda aludir a una relación erótica. Como se revela aquí y en otros poemas, cada acto sexual, cada orgasmo, encierra en sí mismo una pequeña muerte. Y para Vilariño, la muerte es el final de un placer que se desintegra, lo mismo que el amor es más desesperante en la medida que revela su condición efímera, por ese mismo carácter físico que le resulta incapaz de trascender.
En los años sesenta Idea Vilariño, hija de anarquistas y formada en el existencialismo, dirige su atención a los temas políticos del momento. En mi opinión, este giro obtiene para el lector de hoy un resultado agridulce. De una parte, esta vertiente comprometida de su obra permite eludir la monotonía, un riesgo serio en el que puede caer su producción en un momento dado. Además, algunos textos como "Con los brazos atados", dedicado a una imagen sobre la guerra de Vietnam, están extraordinariamente conseguidos. Sin embargo, este tipo de poesía, al estar sujeta a circunstancias históricas muy concretas, está a merced de muchas variables que se escapan a la visión del poeta.
Pero, para ser justos, la excelente obra de Idea Vilariño se empapa de la fuerza que dan el cariño o la desesperación ante la experiencia amorosa y el miedo ante la inmensidad de la muerte: Si te murieras tú / y se murieran ellos / y me muriera yo / y el perro / qué limpieza. Es envidiable la desolada emoción que se puede extraer con unos materiales tan pobres en apariencia. Su tono inmediato y directo ha permitido que sea una autora leída y reconocida por muchos en Uruguay, el país que también alumbró a otro desaparecido reciente, Mario Benedetti. A mí Vilariño me parece muy superior, más sutil en su poesía erótica, más honda en sus reflexiones e, incluso, más universal cuando habla de política. A lo mejor por eso y por otras razones (Vilariño mantuvo un perfil discreto a lo largo de su vida), su voz no ha trascendido tanto. Da igual. Quien escribió versos como éstos puede permitirse el lujo de ignorar muchas cosas insignificantes:
Entonces soy los pinos soy la arena caliente soy una brisa suave un pájaro liviano delirando en el aire o soy la mar golpeando en la noche soy la noche.