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El Museo de lo intangible

Javier Moreno, Renacimiento, Icaria, Barcelona, 60 pp., 2009

El Hombre recorre El Museo. Aunque El Hombre es un hombre, El Museo no se parece a un museo. El espacio se acota con delimitaciones poco precisas, y El Hombre, de tanto caminar o moverse por carreteras, nos parece que navega. Imposible no pensar, en esta sucesión de imágenes acuosas —como si la Historia del Arte se dejara abrazar la retina—, en el museo posible de La máquina del Tiempo (Wells, 2002). Como en el remake, los cuadros hablan desde el holograma: verdades audibles y atravesables con una mano.

En Renacimiento Javier Moreno no descorre ningún telón para mostrar un paisaje confeccionado por el tiempo y la humanidad. Muy al contrario, despliega una tableta gráfica elástica y táctil, por la que acceder a las imágenes como si fueran hipervínculos, en cuanto que cada imagen es una palabra, y qué difícil que las palabras no lleven consigo nuevas imágenes. Si acaso el símil resulta demasiado postmoderno (o víctima del creciente filogadgetismo), se puede recuperar la estética retro del telestransporte. Así Moreno lleva al lector por el espacio entre los poemas, como un viaje por la luz, la traslación limpia de lo orgánico (A veces una bujía, un flexo / son los que iluminan la escena // Inútil buscar la fuente de luz / en el interior del cuadro).

La navegación por esta red donde los poemas parecen brillantes carpas, besugos al borde del sonrojo (Sonríe. Alguien a tu lado / insiste en que salgas en la foto"), oscila de la fugacidad a la velocidad absurda y aprendemos a leer en una carretera llena de curvas levantando tras cada verso la mirada.

Si se ha convertido en un lugar común afirmar que en un libro los poemas dialogan entre ellos, y de tan obvio parece ya que no pudieran hacer otra cosa, Moreno permite que sean quienes habitan entre los versos los que dialoguen. Que Averroes e Ibn Arabi se digan lo que no han querido decirse o que Jim Morrison deje a Warholl miope en el bosque. El desfile de personajes, como si de una encrucijada temporal se tratase, despista y, por un momento, se podría pensar que todos ellos (Hawking, Alberti, Buda, Picasso, Durero) se dan la mano. Pero es mentira. El poeta logra, entre tanta gente, hacer un libro en el que el lector se queda solo (Otra cosa es admitir que ningún ser lleva en sí/ el principio de su existencia// de ahí la necesidad del lienzo). Nadie, nada parece tocarse y Remo sólo piensa en encontrar a Rómulo y hablarle del sonido de la hierba / creciendo junto al oído // revelando su secreto.

En este navegar hay más espera que compañía, como en el poema "Tenía tantas ganas de verte", en el que el lenguaje de la ciudad se re-significa en el dicho popular y sólo se ven los árboles de la urbe, jamás el bosque que los acumula. Una vegetación esencial, nacida en el mismo cemento o en los textos accidentales (anuncios, avisos, mensajes en diferido), que opera como un algoritmo: la presencia interna de lo vivo entre tanta materia inerte que nos adorna o nos confunde. …Pudo / mi infancia llenarse de ruinas / las calles de mi ciudad / de legiones de turistas. Y al final es una rama quien habla del tiempo y de lo que se es (La miro a la luz. En un extremo / la savia / todavía fresca. El otro / sucio de barro // Somos nosotros / Somos / esa rama).

Pero ante el golpe de esa rama, de la verdad pura, son precisos algunos parapetos, ardides que Moreno ubica en el poder de los iconos, también en los de ahora: Oh, dios / simpsonízame. Un escondite para videoadictos y creyentes en las nuevas tecnologías, el feliz reino del código binario, como se aprecia en "Algunos enlaces recomendados", donde el haiku y las urls, las direcciones web, se fusionan.

En esta visita, que es como un relato plagado de elipsis, el tiempo es una masa cómoda para modelar. Y tal parece que se enfrenten, entre tanta disolución replica omega y discontinuidad, la visión atómica de las cosas frente al efecto matrioska, entendido como la idea que encierra otra idea que alberga otra idea que ampara otra idea que sostiene una idea pequeña, dura, que no rompe.

Se expone una filosofía de andar por casa, si es que la casa fuera virtual y se pudiese ir por ésta con los dígitos sobre el teclado. En ella el renacimiento se torna doméstico (compra el País / yo cogeré el Telva), en tanto que economía doméstica (Las compras sobre la mesa / son radiante epifanía / Sin saberlo cumples una ley / de conservación, luchas / contra la pérdida). Existe en todo momento la huella del lenguaje propio del mercado: las ideas de ofertar, de demandar y de estar cotizando quién sabe en qué y para qué. Tan solo como el broker al que ya nadie coge el teléfono y ve cómo limpian el suelo, a dónde van todos los papeles.

Entre tanto re-descubrir el mundo (a través de la Historia del Arte, a través del pensamiento a lo largo del tiempo) vuelve a la memoria del lector, no ya la recurrente caverna de Platón, sino toda la intertextualidad que ésta ha generado. Podrían asomarse por sus páginas John Difool en pleno descenso (El Incal, Jodorowsky y Moebius,  1980-1988) o Neo con las dos pastillas en la mano (Matrix, Hermanos Wachowski, 1999). Quizás aun un Ian McKellen convertido justo antes de renunciar a su condición de demiurgo (The Prisoner, BBC, 2009), porque, como cierra el poema "Deposición (Imprescindible audioguía)": Cuando muere un dios / no acaba la película // empieza otra.

Un navegar interactivo, como quien juega con una consola, es el que propone Javier Moreno con Renacimiento. Con tino, con inteligencia, se arriesga a mencionar aquello que cuesta asir, a desproveer del significante y dejar en paños menores al significado. Y sin mencionar, como quien busca sentirse autorizado, a Saussure ni a sus primos checos; ni caer en los vicios postmodernos del coolteranismo (término que bien acuñó Leopoldo Sánchez Torre en la pasada edición de Versátiles). A diferencia de otros, Moreno no pierde de vista las preocupaciones, aquellas que no cambian: Siempre / contemplamos la ausencia // Detrás de la pantalla / el mundo / agazapado / en una hoja de hierba.


Sofía Castañón









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