Estos dos poemarios han sido premiados con los accésits del premio Adonais de 2005. Raquel Lanseros nació en Jerez de la Frontera en 1973, licenciada en Filología Inglesa, actualmente trabaja como profesora de secundaria en Murcia y prepara su tesis doctoral. Éste es su segundo poemario, el anterior (Leyendas del promontorio) fue finalista del Premio Internacional de Poesía Encina de la Cañada.
Diario de un destello se divide en tres partes: en la primera, "Luces en la rendija", el tema central es el paso del tiempo, con memoria de encuentros y despedidas de personas amadas, con los recuerdos de acontecimientos y de lugares o de sueños no siempre cumplidos, en un tono íntimo, evocador, en el que prima, por tanto, lo subjetivo, con el viaje, el mar, el río, las ruinas, la noche como elementos simbólicos más frecuentes, aunque no faltan poemas de tono irónico sobre la sociedad actual, como "Locus Amoenus". Sin estridencias, reflejan un sentimiento de pérdida: Yo nunca resistí las despedidas / porque en cada una de ellas se marchita la voz / de todas las personas que yo he sido y ya no puedo ser. Pero no hay escepticismo ni cinismo, hoy tan en boga, sino amor a la vida y defensa de la capacidad para soñar, como se expresa en el poema "Invocación".
Rolex Replica Watches Los versos de la segunda parte ("Tres antorchas") tienden a una mayor objetividad, pues son tres homenajes a personajes de ficción ("Lord Otori Shigeru") o históricos (Juana la Loca, Yago Bazal), con un tono más épico y descriptivo. La forma es distinta pero el trasfondo no se aleja de los contenidos de la primera parte, hay unidad, por tanto. El poemario se cierra con "Alrededor de la hoguera". Esta tercera parte justifica de por sí el premio, pues se trata de un canto amoroso en nueve poemas, cuidado, rico, emocionante, sorprendente en sus imágenes no exentas de cierto dramatismo, que expresan bien los complejos recovecos y la grandeza de la pasión amorosa: Hace ya mucho tiempo las palabras / no significan nada / si no es tu acento dulce quien declara / si no es tu voz quien dice. Un buen libro, con personalidad.
Juan Meseguer nació en Madrid en 1981, licenciado en Derecho, actualmente está realizando el doctorado en Sociología en la Universidad Rey Juan Carlos de la capital de España. Es colaborador de Aceprensa (Agencia Central de Prensa). Éste es su primer poemario, aunque ganó sendos premios en su etapa escolar. Bancos de Arena es un libro escrito con viveza, con sentido del humor, sincero, quizá menos “literario” que los de Raquel Lanseros y de Carlos Vaquerizo (ganador del premio), pero que tiene la frescura de lo auténtico, de lo vivido. El poeta es un observador de lo cotidiano, que unas veces mira con asombro, otras con ternura y otras con ironía, pero nunca con acritud ni nostalgia.
Se trata de poemas generalmente breves, de ritmo incisivo, en los que se parte a menudo de un hecho anecdótico para trascenderlo (Noviembre se insinúa femenino / en los escaparates de las tiendas...). En esa observación de la realidad, lo cotidiano, lo ordinario se eleva, se transforma en belleza, en caricatura o en interrogación para intentar separar el grano de la paja de la cultura dominante. Una poesía que se puede calificar de hondamente humana, solidaria, con un poso sosegado de ternura y de aprecio por lo noble que se esconde en lo aparentemente irrelevante.
Sin embargo, no conviene que el lector se lleve a engaño, porque el poeta, como quien no quiere la cosa, va suscitando de trecho en trecho preguntas sobre las cuestiones esenciales, con una fuerte crítica del racionalismo encallado y crepuscular vigente –al que alude el título del poemario, tomado de una frase del teólogo Urs Von Balthasar–, y del materialismo consumista que nos atosiga y empobrece. Los poemas más irónicos suelen tener un final abrupto y sentencioso, muy expresivo, como un latigazo en los lomos del lector. Sirva como muestra el poema "Comida de trabajo": Los hombres relevantes / se reúnen / para tratar de asuntos / con ademanes serios. / En la misma jugada / se miran a los ojos, / calibran, mueven fichas, / comen, / hablan, / invierten. /Todo muy eficiente. / (Así les va). Aunque el verso es libre, abundan los endecasílabos, que marcan generalmente la pauta rítmica de los poemas. Vienen bien esas dosis epigramáticas en el panorama literario actual.
Luis Ramoneda